Borges y Cortázar incitaron a Obama a probar el mate

Avanza en preferencias la Ceremonia del Mate; ahora es nada menos que el presidente de los EEUU, Barack Obama, quien dice que ha logrado sus ansias de saber qué es el mate. Y aún más: afirmó que le gusto y que se lo lleva a USA.

obama

En el marco de su visita a la Argentina, este 23 de marzo de 2016, el presidente norteamericano confiesa que al fin logra probar eso que lo intrigaba en sus lecturas de Borges y Cortázar, y sus menciones al mate. Ese ritual que él veía rodar de mano en mano entre los jóvenes sudamericanos con quienes compartió estudios. Durante el encuentro en la Casa Rosada, junto al Presidente Mauricio Macri, el jefe de estado norteamericano, expresó:

“Siempre he sido un aficionado de la cultura argentina. Cuando estaba en la universidad leí mucha literatura argentina. Me enorgullece decirles que probé mate por primera vez. En la universidad leí a Borges, a Cortázar, y leía que hablaban a veces del mate y yo me decía: ‘Tengo que viajar a Buenos Aires a probar mate’. Por suerte ahora lo probé y me gustó bastante. Creo que me llevaré un poco a la Casa Blanca. No sé qué infracciones estaré infringiendo, pero por lo menos lo llevo al Air Force One”, dijo Obama desde el Salón Blanco de la Casa Rosada.

Todos los días y un día para la Ceremonia del Mate

Si la ronda del mate es una ceremonia diaria, desde este 30 de noviembre celebramos por primera vez el “Día Nacional del Mate”, lo que implica un merecido reconocimiento a la infusión más antigua y profundamente propia del Cono Sur de América, un legado de la cultura de la nación guaraní, previa a la colonización.


andresito-22El Congreso argentino dispuso por la Ley 27.117 que el día 30 de noviembre de cada año se celebre el “Día Nacional del Mate”, en conmemoración del nacimiento del caudillo Andrés Guacurarí y Artigas, más conocido como “Andresito”.

De familia guaraní, “Andresito” nació el 30 de noviembre de 1.778 en Santo Tomé (Corrientes) y gobernó la denominada Provincia Grande de las Misiones.

La norma fue publicada en el Boletín Oficial en febrero de este año, por lo cual el próximo lunes será la primera vez que celebraremos el día de nuestro fiel compañero de jornada.

Y este no es un dato menor, ya que mediante esa legislación en todos los eventos y actividades oficiales de índole cultural, se promocionará el consumo de mate y por supuesto, también se hará hincapié en la bebida como representativa de las tradiciones nacionales.

batalla de apóstolesDice Guillermo Reyna Alan que Andresito vivió en Santo Tomé con su madre a partir de la invasión luso-brasileña de 1801. Fue educado por el cura del pueblo. Su nombre, como él lo escribía era Andrés Guacurarí; los luso-brasileños lo llamaban Artiguinhas o Andrés Tacuarí. Fue más conocido como Andresito.
Su cultura fue bastante completa. Fue músico. Hablaba y escribía correctamente castellano, portugés y guaraní.
José Artigas fue su padrino quien en 1811 lo adoptó. A partir de allí se lo conoce como Andrés Guacurarí y Artigas o Andrés Artigas.
Su lucha se orientó hacia dos objetivos:- la lucha contra las fuerzas extranjeras que invadieron el territorio misionero,- la defensa de los principios federalistas sustentados por Artigas.
Cuatro fueron las campañas militares de Andresito.

Identifican los genes de la Yerba Mate

CONICET/DICYT Científicos argentinos identificaron los genes de la yerba mate. Esto permitirá avanzar en mejoramiento genético y obtener cultivares con mayor rinde, resistencia a estrés hídrico y tolerancia a enfermedades. Los especialistas del CONICET, del INTA y de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) lograron describir el primer transcriptoma de yerba mate (Ilex paraguariensis), compuesto por 32.355 genes y 12.551 isoformas –variantes de esos genes– que intervienen en el metabolismo celular. El logro, fruto de un trabajo interdisciplinario, fue publicado recientemente en la revista científica PLOS ONE.


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El equipo de especialistas que llevó adelante este descubrimiento fue encabezado por Dardo Marti, coordinador general del trabajo y se completa con Mauro Grabiele, investigador asistente del Consejo, Patricia Aguilera, becaria pos-doctoral, Mónica Otegui, Pedro Zapata y Daniel Ducasse.

A escala global sólo se conocían 80 genes y este descubrimiento permitirá agilizar las investigaciones en mejoramiento genético y obtener cultivares con mayor rinde, resistencia a estrés hídrico y tolerancia a enfermedades, entre otros.

Considerada como una marca de identidad de los habitantes de Paraguay, sur de Brasil, Uruguay y la Argentina –una región habitada originariamente por los guaraníes–, las hojas de la yerba mate se utilizan para preparar “el mate”, una infusión con un profundo arraigo cultural. La planta posee un proceso de domesticación relativamente corto y con incipientes procesos de mejoramiento genético, llevados adelante principalmente desde los inicios del INTA en la unidad de Cerro Azul.

Dardo Marti, coordinador general del trabajo e investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET-UNaM), destacó la potencialidad de este descubrimiento y señaló: “De ahora en adelante, surgirán una innumerable cantidad de líneas de investigación”.

De acuerdo con Humberto Debat, del Instituto de Patología Vegetal perteneciente al Centro de Investigaciones Agropecuarias del INTA, gracias al hallazgo “podrán examinarse las propiedades nutricionales de la yerba mate y sus efectos como antioxidante, ‘antiedad’, antiinflamatorio y antimutagénico”. También, aclaró, ayudará a desarrollar marcadores moleculares, conocer el metabolismo lipídico, analizar el mapeo genético e identificar caracteres de importancia biológica, agronómica y económica.

“A diferencia del genoma, que abarca todo el material genético presente en los cromosomas (ADN), el transcriptoma es la parte del genoma integrada por los genes que se traducen en moléculas de ARN –llamadas transcriptos– que producen o ayudan a producir todas las proteínas de la planta”, explicó Debat.

En este caso, se utilizó el ARN de la progenie 538, descendencia de dos cultivares registrados por el INTA Cerro Azul, variedad mejorada genéticamente por cruzamientos dirigidos desde hace 40 años.

“En Misiones, hay cerca de 2.000 hectáreas plantadas con esta variedad y es una de las más difundidas entre los productores”, afirmó Rosana Bubillo, especialista del INTA Cerro Azul –Misiones–. “Al tratarse de un cultivo perenne, se necesita hasta una década para determinar el sexo de la planta y evaluar su ciclo de desarrollo y, luego de ese lapso, recién es posible iniciar estudios en mejoramiento genético y desarrollar cultivares con mejores características organolépticas”, continuó.

“Ahora se abren una innumerable cantidad de líneas de investigación. Identificamos más de 30 mil genes solamente comparando con bases de datos conocidas. Acá se cierra un ciclo pequeño”, dijo Marti.

Un logro en equipo

El equipo de especialistas que llevó adelante este descubrimiento se completa con Mauro Grabiele, investigador asistente del Consejo, Patricia Aguilera, becaria pos-doctoral, Mónica Otegui, Pedro Zapata y Daniel Ducasse.

“Tras el hallazgo de las propiedades antioxidantes de la yerba mate, se abre un espectro muy grande para este cultivo, debido que su producción no sólo podrá destinarse al consumo, sino también a otras industrias como la farmacéutica y la cosmetológica”, apuntó Zapata. Esto podría potenciar el uso y los requerimientos de productos derivados de la yerba mate, posibilitando un crecimiento sostenido de la demanda.

Una vez extraída, la muestra de ARN fue analizada con un dispositivo que establece la determinación de las cadenas genéticas –proceso de secuenciación–. “Luego, múltiples análisis bioinformáticos de estas secuencias, realizados en la Argentina, permitieron identificar que la yerba mate contiene 32.355 genes y 12.551 isoformas, los cuales intervienen en más de 100 vías metabólicas”, detalló Grabiele, investigador del CONICET coautor principal del trabajo, junto a Debat.

Se identificaron ciertos genes vinculados con el estrés por calor y oxidativo, la resistencia a enfermedades y la respuesta a algunos patógenos y hormonas. Asimismo, “lograron distinguirse otros transcriptos que influyen en el estrés osmótico y por frío, la sequía, la salinidad, la floración temprana y la determinación sexual”, indicó Zapata, bioquímico especialista en Biología Molecular.

Además, por primera vez, se esbozó un borrador de los transcriptos presentes en los cloroplastos y mitocondrias de la yerba mate. “Incluso pudimos determinar la secuencia primaria y anticipar la estructura tridimensional de la enzima responsable de la síntesis de cafeína de yerba mate”, concluyó Aguilera, quien participó en el análisis de los datos obtenidos en la secuenciación.

Finalmente, Martí destacó las potencialidades que surgieron de la sinergia entre el CONICET y el INTA puestas en evidencia en este trabajo. “Sin ambos actores, no hubiésemos podido llevar adelante este logro”.

Los mates de Cortázar

El bien amado Julio Cortázar (en la foto con un mate de metal enlozado, que se impuso en los años 50) hace en su obra literaria varias referencias al mate. A continuación un párrafo de Rayuela:

Oliveira cebó otro mate. Había que cuidar la yerba, en París costaba quinientos francos el kilo en las farmacias y era una yerba perfectamente asquerosa que la droguería de la estación Saint-Lazare vendía con la vistosa calificación de «maté sauvage, cueilli par les indiens», diurética, antibiótica y emoliente. Por suerte el abogado rosarino —que de paso era su hermano— le había fletado cinco kilos de Cruz de Malta, pero ya iba quedando poca. «Si se me acaba la yerba estoy frito», pensó Oliveira. «Mi único diálogo verdadero es con este jarrito verde.» Estudiaba el comportamiento extraordinario del mate, la respiración de la yerba fragantemente levantada por el agua y que con la succión baja hasta posarse sobre sí misma, perdido todo brillo y todo perfume a menos que un chorrito de agua la estimule de nuevo, pulmón argentino de repuesto para solitarios y tristes.

Julio Cortázar – Rayuela

Los franceses llaman “maté” a nuestra infusión y puede aseverarse que su práctica ritual y saludable se extiende a partir de la práctica que despliegan inmigrantes y visitantes.
sudamericanos

1953 – La noche que matearon Sábato y Perón

“(…) Perón sonríe sin darse cuenta, alentando la forzada continuidad de los días y las cosas.
—Le agradezco la visita y las condolencias —dice Sábato.
—Faltaba más. En momentos como éste tenemos que acompañarnos.
Sábato desvía la mirada. Se pregunta si no será alguna clase de reproche porque no le dio el pésame por la muerte de Evita. Se siente tentado de aliviar la culpa a través de la simple matemática del dolor: Sábato perdió tres seres queridos, Perón sólo uno.
Rechaza la tentación, se refugia en cuestiones más prácticas.
—¿Le parece si cebo unos mates? ¿O prefiere un café?
—Buena idea. Mate está muy bien, gracias.
—Voy a poner el agua, entonces.
—Disponga (…)”

(Aquí, la versión completa de 1953, de Alejandro Alonso)

 

El mate en la literatura

Hace tiempo que la literatura hilvana una ronda en la que el mate es acompañante y hasta protagonista de las narraciones. Está en ella como en la vida cotidiana, encabezando los grandes debates del alma y en los encuentros de seres. A veces el mate como pretexto nos concita y ésta es una ocasión. En verdad, el tema que deseamos tratar va más allá y no me refiero solo a estas páginas, sino a la que propicia una ronda de mates, este ritual de encuentro con uno y con el otro, como aquí pregonamos.

Perón decía que aprendió el arte de contar en las ruedas de mates con los carreros transcurridas en largas noches patagónicas. Evocaba que el mate utilizado en esas rondas era una gran calabaza que giraba creando la rueda y cada uno bebía un sorbo para pasarla inmediatamente al otro. No solo aprendió el arte de narrar, sino también el tesoro de la lengua, porque se adjudica a Perón un diccionario de términos mapuches.

Abrimos esta serie con 1953, un capítulo de una novela en la que hace tiempo trabaja Alejandro Alonso. La suya es una escritura cuidada, tersamente elaborada, que permite deslizarse en la trama y un contrapunto donde no están ausente el humor, la investigación y la agudeza de jugar con seres de profundo trazo en la historia.

Alejandro Javier Alonso (San Martín, Buenos Aires, 1970) es periodista especializado en tecnología. Publicó su primer cuento, “Demasiado tiempo”, en 1992 en Axxón, medio con el que colabora desde 1993 y donde ha aparecido la mayoría de sus relatos. En 2002 ganó (exaequo) el premio UPC de novela corta de ciencia-ficción con “La ruta a Trascendencia”, que dos años más tarde dio nombre a su segunda colección de cuentos. La primera, editada en España por Equipo Sirius también en 2004, fue Postales desde Oniris. “1953” sucede en una Argentina alternativa que ya es pasado.

Como cultor de la ciencia ficción puede escribir con la audacia temática que reúne en este capítulo a Juan Domingo Perón y Ernesto Sábato. No solo a ellos, sino a Enrique Gaviola y José Antonio Balseiro, a Kurt Tank y Ronald Richter, a Bernardo Houssay, a Luis Federico Leloir y Enrique Pichón Riviere.

Cuando Alejandro Alonso tuvo la generosidad de compartir este capítulo de la novela en la que hace tiempo trabaja, me encantó -la ilustración que abre esta nota es la tapa de la revista Cuasar, número 46, de marzo de 2008- en la que apareció publicado este capítulo titulado 1953. Me ganó la creatividad de Alejandro. Esta escena nos muestra al gran escritor capaz de llevar lo cotidiano a una reflexión que es obra de arte.