Llega de Dublin la noticia de que el 27 de mayo harán una mateada colectiva. Y lo celebro porque no solo será placer de sudamericanos que viven hoy en esa región sino de otros seres y nuestra bebida y ceremonia se afirmará así aún más como práctica cultural global.
Sí, práctica cultural global porque ¿acaso es el mate una ceremonia propia de la Argentina, de Brasil, del Paraguay o de Uruguay? Es cada vez más extendida y me atrae esa reflexión de Goethe cuando dice que:
“No existe un arte nacional ni una ciencia nacional. El arte y la ciencia, como todos los sublimes bienes del espíritu, pertenecen al mundo entero, y sólo pueden prosperar con el libre influjo mutuo de todos los contemporáneos, respetando siempre todo aquello que el pasado nos legó.”
Lo cierto es que en mi mirar constante sobre el universo de la yerba mate y en especial sobre la Ceremonia del Mate, llegan noticias de todos los rumbos, por ejemplo ésta que el blog de la ruta de la yerba mate trae de Santo Domingo, en la que el ex-director de patrimonio cultural de República Dominicana, Manuel del Monte Urraca, pide que la colección Suescun-Bernard pueda ser exhibida en esa nación.
¿Llamativo? Puede ser. Pienso que el deleite de ver una colección que reúne unos 350 mates de porcelana en su mayoría se exhiban en una tierra alejada pero atraída por esa curiosidad por piezas únicas. Piezas hechas en Europa, en Alemania en su mayoría, donde el arte lograr una cerámica tan encumbrada como la deslumbrante artesanía china, más la decoración propia, lograron piezas de una belleza que eternizan un momento en esta ceremonia tan antigua, pero tan en recreación constante como constante es la ronda.
Y como broche de oro de esta ronda global ¿qué tal si probamos una matecha (Latin Biorhythm Mate)? Una bebida que Japan Coca Cola acaba de lanzar al mercado de ese archipiélago. El nombre hace honor a la palabra mate (la voz de raíz quechua para nombrar el vaso y que por extensión todos usamos desde siempre). Y, por otro, la voz cha, que alude al té. Té de mate, en este caso. Y estamos ante otra curiosidad porque cha es la palabra que refiere a la infusión en numerosas lenguas -japonesa, rusa, portuguesa y quechua-. Qué enorme curiosidad que lenguas tan distantes y aparentemente sin vínculo directo, usen una voz común para nombrar al té, la infusión.