Por Soledad Girasol
Mi amor por el mate tiene relativamente pocos años. Quienes me lo inculcaron fueron 2 personas: un amigo y una ex compañera de trabajo. Gracias a ellos, me convertí en fanática del mate y de cumplir el papel de cebadora oficial de cada encuentro.
No siempre lo preparo de la misma manera, es decir que depende de con quién o quiénes lo comparta. Por ejemplo, en casa ó con mis amigas utilizo yerbas saborizadas (limón o naranja) y en el trabajo yerba común.
Por lo general, con mis amigas nos juntamos los sábados a tomar mate en alguna plaza mientras nos chusmeamos las novedades de la semana. Yo soy la que lleva el kit preparado: termo, yerba, bombilla, azúcar y galletitas o facturas. Para prepáralo, coloco ¾ de yerba, agrego una cucharadita de azúcar sólo al primer mate y mojo la yerba de un solo lado. Coloco la bombilla y a empezar a disfrutar.
A veces cuando tomo sola, le agrego una pizca de café instantáneo, si es que utilizo yerba común, como para darle un toque de sabor diferente.
Por otro lado, yo hice mi aporte y convertí a mi mamá en fan del mate. ¡Todo un logro!
—
Agradecimiento: para con Sol Girasol (miren qué hermoso nombre) que inicia así una ronda de amigos que nos cuentan sobre la diversidad y particularidad personal para con nuestra ceremonia ritual.