La ronda viene de César

La ronda de mates viene de César, a quien siento tan fraternalmente desde la primera rueda que compartimos; con él y con Cristina. Ella me dijo: renovaste en él la paciencia para crear una ronda y sumarle buenas prácticas. ¡Qué mejor elogio habría escuchado! Y ahora, cuando nos encontramos, nuestro diálogo -aunque no haya un mate “real” (aclaro dado que ambos frecuentams mundos reales y virtuales)- se refiere al mate como filosofía y como estética del encuentro. A artículos que dicen de un modo de crear un ritual aromado y sabroso. De perlas históricas -como aquella en que Hernandarias prohibió el mate- o de lugares, como éste que viene del sur, de un balcón en Los Andes patagónicos. Nadie mejor que él puede describirlo mejor:

Querido Epi:
Tal como me lo pediste, te paso la descripción de la foto:
Fue tomada el lunes 25 de octubre a las seis de la tarde con una cámara fotográfica digital Olympus E-PL1.
El lugar: Es el balcón del departamento del complejo Bahía Manzano donde pasé una semana de vacaciones a fines de octubre junto a mi familia.
Bahía Manzano queda cerca de Villa La Angostura. El complejo, de tiempo compartido, tiene casi 20 años de antiguedad. Está ubicado al fondo de la bahía, en un lugar muy protegido de los vientos patagónicos y de la Cordillera de los Andes. La bahía forma parte del lago Nahuel Huapi.
Las barandas tapan parte de la vista de la bahía en la foto, aunque se alcanzan a ver el muelle del complejo, y otro muelle más al fondo, la bahía misma y la montaña, con vista hacia el sudeste. También se puede ver parte de las piletas del complejo.
La ceremonia del mate: Ese día tomamos mate luego de una hermosísima jornada de paseos por los alrededores de Villa La Angostura, y un poco de pileta, y antes de ir a ver el atardecer sobre la cordillera desde la península Manzano, vecina al complejo, sobre la Bahía Mansa. Nos sentamos con mi mujer a disfrutar del paisaje con la compañía reparadora y energizante del mate antes del último paseo de ese día, todos paseos propios, sin guías, a pura caminata.
La yerba era Playadito, y el mate, uno revestido de metal que un matrimonio vecino nuestro en Olivos nos regaló luego de una visita que hicieron al Palacio San José en Entre Ríos. No es de mis mates preferidos porque no se apoya firme en la mesa, pero al estar revestido de metal es resistente. El termo es uno de metal, a prueba de todo. Y el agua, de canilla, suave, tomada del lago Nahuel Huapi y filtrada, no dura e hiperclorada como la de Buenos Aires, calentada en una pava de metal en un anafé eléctrico. Por supuesto, el mate, bien amargo.
En http://www.flickr.com/photos/dergarabedian/collections/72157625324551726/ encontrarás una docena de álbumes de fotos que tomé en Villa La Angostura.
Y en http://www.youtube.com/user/Kautec#grid/user/EEC0E5D6683DD5E3 una decena de videos que tomé con una videocámara digital compacta Kodak y con la misma cámara Olympus, que graba en alta definición.
Sugiero recorrer las fotos y los videos porque captan la belleza de este lugar, ubicado en el sur de la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina.
Un abrazo y mi agradecimiento porque me introdujiste en este mundo maravilloso del mate.

César