La Ceremonia del Mate es un ritual que es alimento y regocijo, encuentro, bienvenida y, sobremanera, un modo de darnos buena salud y lucidez en nuestros pensamientos. Disfrutemos del mate como una ceremonia y del sabor único que provee la planta de la yerba mate, el más auténtico té y bebida del Cono Sur.
Con un vaso (los nombres de mates varían para Brasil, Paraguay y Uruguay), una bombilla (popote o strow), unos 25 gramos de yerba mate (YM) para la cebadura de una ronda y, agua caliente (no más allá de los 75° C), podemos disfrutar de una bebida vivificante, que llamamos mate.
El mate nos da claridad de pensamiento, un estado de conciencia más pleno, de mayor energía para percibir el momento que vivimos, que se manifiesta como más placer para el diálogo y que, además, podemos acompañar con sabrosos alimentos; algo que llamamos maridajes del mate.
Pero a no asustarse: el mate no engorda. No droga. No obliga a nada. Aunque… como una de las buenas prácticas humanas, en varios momentos del día se extraña y se desea disfrutar de un mate, por eso esta guía para preparar unos buenos mates.
Usaremos el vaso llamado mate para poner la YM y la temperatura del agua que tomaremos, según el gusto de quienes lo beben, oscilará entre 65° y 75°. Es parecido al caso del té, si lo bebiéramos a más de 75° quemaría nuestra boca y no lo disfrutaríamos.
Llamamos ronda del mate al círculo que formamos con nuestros familiares o amigos para beber juntos esta bebida tan saludable y ritual. Invitar a tomar mates es sinónimo de bienvenida, de agasajar al otro, de confiar en él y de hacerlo sentirse cómodo y proveerle bebida y alimento.
No hay hora para hacer la Ceremonia del Mate; si lo proverbial de la ceremonia del té es beberlo a las 5 en punto de la tarde (five o clock tea) el mate en cambio puede beberse a toda hora.
Incluso podemos disfrutarla antes de irnos a dormir en la noche, compartida con tu familia, con tu pareja o contigo, como una íntima ceremonia personal; porque el mate, aunque tiene cafeína como otras infusiones, no siempre quita el sueño.
Llamamos Cebador a quien prepara el mate y lo va brindando a cada participante de la ronda. El Cebador es alguien a quien se elige naturalmente por su arte, por su técnica y su generosidad para compartir todo ello, crear disfrute y, además, disfrutarlo.
El mate se bebe sorbiendo (chupando) de la bombilla y la costumbre es llegar al punto en que hemos aspirado –llevado a nuestra boca- toda el agua caliente que contiene el vaso que nos fue convidado y junto con ello la esencia de la yerba mate.
Hay quienes gustan hacer oír el sonido de esa succión final, un chasquido crepitante muy propio del mate. Y también hay quienes se cuidan mucho de no hacer ese ruido; de no hacer rezongar al mate, como se dice en el slang matero.
Este punto, así como el modo en que se alcanza el mate a cada participante y cómo éste lo devuelve, forman parte de un ballet de gestos que tiene la ronda y que, según regiones o gustos personales, se cuidan con especial detalle como signos de buen gusto.
Es habitual que la ronda del mate siga el sentido de las agujas del reloj –aunque no es excluyente y, en algunos lugares del Uruguay, comenzar por la izquierda, es considerado una irreverencia-.
Difícilmente haya ronda más democrática que la Ceremonia del Mate: solo un mate por vez a cada uno y a esperar hasta que llegue la siguiente vuelta.
El cebador siempre da el mate en la mano y mirando el rostro del participante; por lo que es de buena cortesía reintegrarlo al cebador con igual delicadeza.
Dos tips que hacen al sentido ceremonial, propio del ballet de gestos que conlleva cada ronda:
+ Primero y muy importante: la bombilla no es un joystick ni la palanca de cambio del auto. Nadie –salvo el cebador- está autorizado a tocarla y menos moverla. Esta acción arruina el mate, haciéndole perder sabor. Solo pondremos nuestros labios en la boquilla y chuparemos –sorberemos- el agua caliente, es decir el mate mismo. La razón está en el armado de cada mate, en la forma en que apilamos la YM en el vaso. Si jugamos con la bombilla se desarma ese plano inclinado de la YM, el mate se lavará y quedará aguado, echándose a perder rápidamente.
+ Dos y para finalizar: Solo al finalizar la ronda diremos ¡Gracias! Porque ¡Gracias! es la palabra de cortesía final de una ronda. Decimos ¡Gracias! cuando ya no deseamos sorber otro mate. Decir ¡Gracias! es gratitud por lo recibido y también la contraseña por la que todo cebador sabe que tú ya no deseas otro mate.
¿O hay algo que exprese más el compartir, que una ronda de mate? Y eso que se quiso erradicar el consumo de la yerba mate… En 1536, cuando el Paraguay fue ocupado por los españoles, empezó la explotación de la yerba y su difusión entre los blancos. Los aborígenes decían que el dios Tupá les había dado la planta a los hechiceros, y los franciscanos creyeron que era ‘cosa del diablo’, por lo que intentaron prohibir este ‘vicio afrodisíaco’, aunque no lo lograron: en 1600 se consumía a razón de un kilo por persona diariamente. Los pobres, por ser herencia sagrada, además de ser su alimento y consuelo; los ricos, ¡tenían permiso de la iglesia para tomarla como medicina! Al ver la imposibilidad de ‘eliminarla’, los jesuitas hicieron de este vicio de los indios una virtud para la cristianización, y desarrollaron formas y técnicas de cultivo que nos legaron hasta hoy. Tanta importancia adquirió su cultivo, que en el Litoral se cambiaba una arroba de esta yerba (12 kg) por ocho vacas y/o toros.